REFLEXIÓN DE CONFLICTOS Y SU GESTIÓN
A partir de la encuesta realizada al inicio de la clase, donde analicé mi estilo personal para negociar, pude identificar que tiendo a evitar la confrontación directa y priorizo la búsqueda de acuerdos y soluciones consensuadas. Mis puntajes más altos se concentraron en los estilos de solucionar, acordar, aceptar y contener, lo cual indica que frente a un conflicto suelo enfocarme en mantener el equilibrio y cuidar las relaciones. Sin embargo, obtuve un puntaje bajo en enfrentar, lo que me lleva a pensar que muchas veces puedo evitar el conflicto o postergar conversaciones difíciles, lo cual no siempre es favorable.
A lo largo de la clase y con el apoyo del material teórico, comprendí que los conflictos son inevitables en cualquier ámbito (laboral, académico o personal), y que no son negativos en sí mismos. Al contrario, pueden representar oportunidades para el crecimiento, el cambio y la mejora de vínculos, siempre que se los gestione adecuadamente.
Gestionar un conflicto no siempre significa evitarlo o suavizarlo. A veces implica tomar decisiones difíciles, marcar límites o defender una postura con claridad, aunque eso implique incomodidad. Lo importante es poder abordar la situación con respeto, buscando comprender al otro y también expresando nuestras propias necesidades.
En resumen, el conflicto bien gestionado puede dar lugar a relaciones más sinceras, acuerdos más sólidos y entornos más justos. Mi desafío personal es seguir desarrollando habilidades para enfrentar los conflictos con más firmeza cuando sea necesario, sin dejar de lado mi tendencia a buscar soluciones cooperativas.
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